Cuando juegan, asumen roles de adulto, acatan normas, discuten con los demás, desarrollan su imaginación y se comunican.

El mayor autocontrol del que es capaz un niño o una niña, se produce en el juego. Jugar les ayuda a resolver problemas y a enfrentarse a la realidad.

Los juegos permiten a los niños y niñas explorar a través de la fantasía y encontrar muchas de las respuestas a sus inquietudes, algo que quizá no sería posible en su entorno. Al sustituir la realidad por la fantasía, no tienen que asumir las consecuencias que podrían acarrear sus actos en la vida real. Pueden aparentar ser traviesos o desobedecer a sus papás sin miedo a ser castigados.


¿Qué juegos hacen que los niños aprendan a resolver problemas?

Los llamados juegos sociodramáticos. Son aquellos que requieren que los pequeños adopten diferentes roles y a la vez coordinen su conducta con los roles que desempeñan los otros niños y niñas. Algunos ejemplos son: imaginar ser policía, profesora, bombero, médico, papá o mamá.... ¡Y todo lo que ellos quieran representar!

También los juegos didácticos y cooperativos hacen que los niños se comprometan en organizaciones sociales complejas con las que comparten metas comunes. Tienen que obedecer por turnos y seguir unas reglas. ¡Aquí los papás pueden enseñar a sus hijos e hijas lo importante que es respetar las normas jugando con ellos!

A través de estos juegos, los propios niños y niñas crean situaciones complejas y ellos mismos las resuelven con su imaginación. En definitiva, facilitan el desarrollo cognoscitivo de una forma natural y necesaria.