Ingredientes

35 gramos de levadura, desmenuzada con los dedos
Media taza de agua tibia
Una cucharadita de azúcar
Medio kilo de harina
Una cucharadita de sal fina
175 gramos de manteca blanda (sacala de la heladera un rato antes)

Procedimiento

Disolvé la levadura en el agua tibia con el azúcar y una cucharada bastante grande de harina. Batí fuerte hasta formar un engrudo lisito y sin grumos. Tapalo y esperá a que se hinche, o sea, que leve.
Colocá toda esa esponja que se formó en un bol y agregale la sal fina y la manteca. Mezclalo con las manos (sí!!!con las manos!) y mientras incorporá la harina que te quedó hasta que todo el bollo se desprenda del bol. No se despegó? Poné más harina, hasta que lo logres. Si te quedó muy seco, ponele más agua.
Volcá la masa sobre la mesa, sin enharinar, y después dale unos golpes hasta que quede lisa. Volvé a colocarla en un bol (en el mismo que usaste antes, para no lavar tanto) y tapala con un nylon o servilleta hasta que se duplique su tamaño. Serán unos 30 a 45 minutos, depende del calor que haga.
Estirá la masa hasta lograr un espesos de medio centímetro, mas o menos. Espolvoreala con harina y doblala a la mitad. Volvé a estirarla, enharinarla y doblarla en dos. Este paso se repite unas 4 o 5 veces. Así se forma el hojaldre.
Luego estirala hasta unos 3 milímetros de espesor y pinchala con un tenedor, para que no se infle tanto en el horno.
Cortá la masa con un pocillo de café o algo parecido que tengas a mano. Ubicalos sobre una placa enmantecada y dejalos reposar de nuevo otra media hora, pero tapalos con un repasador.
Después, prendé el horno al máximo y cociná los bizcochos 10 minutos. Un secreto: poné un recipiente con agua para cocinarlos los primeros minutos y luego retiralo. Sacalos cuando veas que están doraditos y crujientes.

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