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Cirrosis hepática

Cirrosis hepática

Se denomina cirrosis a un proceso inflamatoria crónico, de carácter evolutivo por autoperpetuación, con lesiones difusas de tipo degenerativo y necrosantes de todo el parénquima hepático, asociado a una gran capacidad regenerativa del hepatocito y a un aumento evidente del tejido conjuntivo, que termina distorsionando la arquitectura normal del hígado y alterando la circulación intrahepática de todo el sistema portal. Evolucionando continuamente o por brotes, estas lesiones terminan fraguando una hipertensión portal, con esplenomegalia, circulación completamentaria y ascitis. En cada brote, la destrucción difusa de hepatocitos queda compensada por fenómenos regenerativos celulares de extensión e intensidad variable.

Las cirrosis hepáticas, lo mismo que las hepatitis,, no son enfermedades con una etiología precisa. Entre los factores etiológicos destacan, por su importancia, tres : las carencias alimentarias, al alcoholismo crónico y haber padecido una hepatitis vírica con o sin ictericia. Le siguen en importancia todos los procesos que provocan una ictericia de tipo colostático  y, con mucha menor frecuencia, puede aparecer la cirrosis ; después de diversas enfermedades infecciosas (paludismo, tuberculosis, sífilis, amebiasis, etc.).

El tratamiento base de las cirrosis, en cualquiera de su fases evolutivas, debe ser, en líneas generales, el mismo que hemos indicado para las hepatitis víricas : reposo en cama; régimen sin excitantes y de fácil digestión, rico en verduras y frutas; tratamiento polivitamínico, asociad a cortisona, o sus derivados, en pequeñas dosis. Cuando aparece ascitis, el tratamiento de base pueden añadírsele diuréticos.


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