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Murió Laura Hidalgo

Laura Hidalgo, que falleció a los 78 años, en los Estados Unidos, donde residía desde fines de la década del ochenta, fue una de las divas más refulgentes de la cinematografía argentina a lo largo de casi veinte años. Su rostro perfecto, sus grandes ojos claros y ese aire sensual que ella sabía manejar con soltura en cada uno de sus personajes la convirtieron en una de las actrices más populares de la época.

Había nacido el 1º de mayo de 1927 en Besarabia (Rumania) como Pasea Faerman y siendo muy niña llegó a Buenos Aires, donde se sintió atraída por la actuación. Estudió en la Escuela de Arte Escénico de la Sociedad Hebraica Argentina, donde tuvo como profesora a Hedy Crilla y como condiscípulos a David Stivel, Alberto Berco y Daniel Tedeschi, entre otros. Su inicio profesional se produjo al participar en un concurso de nuevos valores organizado por la revista Antena, a través del cual fue seleccionada por Armando Bo -que la bautizó con su nombre artístico- para acompañarlo en el elenco del film "Su última pelea" (1949).

Luego de algunos papeles secundarios en "Cinco grandes y una chica", "El Morocho del Abasto", "Juan Mondiola" y "Derecho viejo", ascendió al plano estelar con "La orquídea", de Ernesto Arancibia (1951), y a partir de aquí su enorme sugestión y belleza la convirtieron en una de las más populares figuras de la pantalla local. Sus labores más encomiables para nuestro cine fueron las cumplidas en "Más allá del olvido", de Hugo del Carril (1956), y "Las campanas de Teresa", de Carlos Schlieper (1957). En su filmografía se destacaron también su interpretaciones en "El túnel", de León Klimovsky; "La bestia debe morir", de Román Viñoly Barreto; "Armiño negro", de Carlos Hugo Christensen y "Caídos en el infierno", de Luis César Amadori. En casi todos sus films, formando pareja con los galanes más importantes de aquellos tiempos -Carlos Thompson, Alberto de Mendoza y Jorge Rivier, entre otros-, encarnó a mujeres fatales y tempestuosas que siempre terminaban pagando por sus pecados. El periodismo y sus muchos admiradores la bautizaron la Hedy Lamarr del cine argentinos por su parecido con la estrella de "Extasis".

Junto a Narciso Ibáñez Menta, por ese entonces su esposo, realizó sus tres únicas temporadas teatrales: "El fabricante de piolín", de Carlos Gorostiza; "La muerte de un viajante", de Arthur Miller y "F.B.", de Enrique Suárez de Deza. A mediados de 1952, Laura Hidalgo viajó a México, contratada por el productor Gregorio Walerstein para encarnar el personaje de Ada en "Las tres perfectas casadas", de Roberto Gavaldón, un melodrama basado en pieza teatral de Alejandro Casona. Su segundo paso por el cine extranjero se dio con "El tren expreso", de León Klimovsky, producción española con guión de Eduardo Borrás, y "La mafia del crimen", de Julio Bracho, la devolvió al cine mexicano y significó su despedida artística.

El 1º de diciembre de 1957 se casó con el arquitecto Manuel Rosen en México, país en el que se radicó y en el que tuvo a sus tres hijos. Aunque en varias ocasiones retornó a la Argentina para visitar a sus familiares, en octubre de 1987 lo hizo oficialmente para presentar "La casa a cuestas", libro de poemas de su autoría que había sido editado en México seis meses antes. Su vuelta, tras treinta años de ausencia, fue promovida y organizada por su amigo y admirador Bruno Gelber, y en esta visita el Museo del Cine le entregó la Cámara Pathé como reconocimiento a su labor cinematográfica. Posteriormente, Laura Hidalgo se estableció en La Jolla, California, Estados Unidos, aunque el recuerdo de su sensualidad y de su estilo de actuación perduran hasta hoy dentro del amplio espectro de las actrices más importantes de la pantalla internacional..

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